La Biblioteca Pública de Boston fue la primera biblioteca pública municipal de Estados Unidos, la primera gran librería abierta al público que permitía el préstamo de sus libros para llevarlos a casa.
La entrada triunfal de Guastavino en los EEUU llegó con la oportunidad de construir las bóvedas de la Biblioteca Pública de Boston. Se presentó al concurso para la construcción del nuevo edificio de la Bilblioteca en 1885 pero su proyecto no fue seleccionado. Los elegidos fueron los arquitectos Charles Follen Mckim, William Ruthrford Mead y Stanford White. El arquitecto Charles McKim había iniciado la construcción del edificio en 1888 sin intenciones de utilizar el sistema de Guastavino, pero en marzo de 1889 Guastavino se ofreció a construir, sin costo alguno, los piso del edificio con bóvedas tabicadas, en lugar de emplear los perfiles de hierro que ya habían sido comprados.
Esto supuso un riesgo para Guastavino, necesario para establecer la bóveda tabicada como un método viable de construcción de grandes edificios públicos con éste, un nuevo tipo de bóveda basado en técnicas medievales que permitía soportar grandes pesos con menos contrafuertes y gran resistencia al fuego.
Guastavino usó siete formas distintas de bóvedas en la Biblioteca Pública de Boston, éstas le sirvieron para publicitar sus habilidades y llevaron a nuevos clientes a encargarle bóvedas para otros importantes proyectos.
El vestíbulo de la Biblioteca estaba pensado para que el ciudadano tuviera la impresión de que había entrado en un palacio, pero en un palacio del pueblo y a esa grandiosidad contribuyen las bóvedas de Guastavino.
Guatavino Room en la Biblioteca de Bostón, bóvedas similares a las que después construiría en el Oyster Bar de Central Station en Nueva York.
Fotografía tomada durante la construcción de la Biblioteca Pública de Boston donde podemos ver a Rafael Guastavino Moreno de pie a la derecha mirando a la cámara . Hasta que participó en la construcción de éste edificio Guastavino se había tenido que limitar a pequeños proyectos pero a partir de este momento fundó si propia compañía, junto con una fábrica de ladrillos que los fabricara de acuerdo a sus necesidades y junto con el apoyo de los arquitectos con los que trabajó en el proyecto de Boston y apreciaron su trabajo, el prestigio de Guastavino ya no dejó de crecer